martes, 6 de enero de 2015

¿Por qué me gusta tanto la música?

Iniciaba el año de 1995, llevaba apenas seis meses de secundaria y me encontraba en plena pubertad, conociendo el mundo y lo que me deparaba dentro de él. Comenzaba a toparme con algunas realidades de las que me habían mantenido alejado durante la niñez, pero era parte del proceso de crecer.

Fue un año bueno para mí y mi familia, aún cuando la crisis económica atacó al país, nosotros logramos mantener relativamente el mismo estilo de vida, gracias a la cultura de previsión y buena administración de mis padres.

En lo personal estaba justo en la edad en que se definen los gustos y las pasiones, y ya había definido una de ellas: el Football Americano. Estaba por iniciar mi segundo año después de una buena temporada de novato y un Subcampeonato de la liga. Como complemento, empezaba a coleccionar e intercambiar tarjetas con mi amigos de jugadores famosos de la NFL, logrando una gran colección que hasta la fecha está guardada en una enorme carpeta de tres anillos.

Con respecto a la música, hasta ese momento mi contacto había sido siempre a través de los gustos de mis padres, pues es la primera escuela a la que uno acude. Ellos con gustos muy diversos, pero siempre gustosos de disfrutarlos y compartirlos. Yo, muy apagado y un tanto flojo para conocer nuevas cosas, por lo que durante muchos años de mi infancia preferí decir que no me gustaba la música con tal de no esforzarme en saber más del tema.

Así, de manera pasiva fui expuesto a grandes obras de arte sin darme cuenta, algunas mañanas de domingo desperté con The Wall de Pink Floyd sin saber lo que estaba escuchando. También escuché miles de veces el intro de Love Me Two Times de The Doors en la guitarra de mi papá, sin saber lo que tenía enfrente. Un recuerdo recurrente que tengo en carretera es escuchar los gritos de Mick Jagger en la entrada de Sympathy For The Devil, lo cual siempre pensé era otro tipo de música, pues no le ponía atención.

En un cumpleaños recibí un disco de Prince, nada espectacular pero tampoco fue un parte aguas en mi vida. Incluso, en mi último año de primaria me regalaron el Appetite For Destruction de Guns n' Roses, el cual recibí con cierto gusto, pero no fue hasta unos años después que realmente lo disfruté.

De hecho estando yo muy niño, tuve la fortuna de acompañar a mi papá a un concierto de Paul McCartney en el entonces Autódromo de los Hnos. Rodríguez, pero en su momento no dimensioné lo que estaba presenciando ni la magnitud del artista que tuve enfrente.

Fue precisamente hasta enero de 1995 cuando mi papá nuevamente me incluyó en un gran plan: ir al concierto de The Rolling Stones de la gira Voodoo Lounge en México, y fue entonces donde todo cambió...

En el escenario estaba montada una enorme torre que desde que la vi me preguntaba para qué. Como teloneros estuvieron Caifanes, que me eran un poco más familiares, pero no sucedió mucho en mí al verlos.

Después de un rato de espera llegó el momento cumbre. Se apagaron las luces del escenario y empezó un juego de luces, explosiones de colores y ruido como nunca lo había visto, esa torre que parecía estar si sentido en el escenario se encendió en fuego de abajo hacia arriba, generando una gran flama en su parte alta; justo ahí fue cuando se paró la banda en el escenario y los pude ver, quedé en shock, aún recuerdo el saco estilo militar que llevaba Jagger en color rojo, y me pasó por la cabeza la duda de quién le diseñaría la ropa, cuando iniciaron los acordes de No Fade Away, un cover de The Crickets, y todas las dudas se disiparon.

No importaba nada más, estaba presenciando el concierto de la banda más grande del mundo, de inmediato me conecté con el mood del concierto, lograba corear la mayor parte de las canciones, y me di cuenta a lo que había estado expuesto durante toda mi infancia, el gusto por la música lo tenía de toda la vida, pero no lo había dejado salir. Experimenté cualquier cantidad de sensaciones que un adolescente puede llegar a tener en menos de dos horas, yendo del éxtasis a las lágrimas en apenas unos minutos.

Esa noche fue infinita para mí, el tiempo se detuvo y se me abrió una puerta que siempre tuve enfrente y nunca tomé la decisión de abrirla; fue cuando me di cuenta que la música, en todas sus formas, me acompañaría en cada uno de mis días futuros y lo acepté gustoso. El verdadero yo había salido a flote.

Desde entonces no ha existido día en que no tenga un contacto con la música, y aunque mi proceso de aprendizaje musical aún está en desarrollo, siempre disfruto conocer algo nuevo o recurrir a los clásicos, con quienes, a estas alturas de mi vida, ya comparto una colección de recuerdos en los que me han acompañado.

He perdido la cuenta de la cantidad de conciertos que he presenciado desde entonces, y aún cuando hace tres años dije que me graduaría de ellos tras Loolapalloza Chile 2012, lo cierto es que siempre queda un buen show por acudir.

No me identifico con un genero en especial, simplemente me gusta la música en su totalidad, y como en todo, identifico que hay trabajos de mayor o menor calidad, pero siempre doy la oportunidad de que me conquisten.

Nuevamente,

Frankie


viernes, 1 de noviembre de 2013

Y sin embargo… se mueve

Siempre me ha gustado hacer comparaciones temporales en mi vida, es decir, pensar dónde estoy hoy y dónde estaba hace algún tiempo, por ejemplo, en año de Juegos Olímpicos o Mundial de Futbol me gusta pensar donde estaba hace cuatro, ocho o doce años; o en cada Super Bowl me encanta recordar dónde he visto los últimos cinco o diez juegos. Pero lo que más me gusta de esa parte es comparar lo que estaba pasando en mi vida en ese entonces y lo que está pasando ahora.

Lo anterior me ha llevado a mantener un reflexión constante sobre lo que he hecho, lo que he dejado de hacer, y sobre todo si estoy conforme con el camino recorrido. Esta práctica generalmente la he hecho en periodos de años, nunca de meses, pero hoy, por primera vez hice la reflexión en un periodo corto, seis meses para ser exactos.

Y es que mi vida tuvo un giro tan grande e inesperado hace precisamente seis meses que me parece muy válido reconocer el camino recorrido en este tiempo.

Inicialmente, en ese entonces vivía en pareja, y me consideraba miembro de un núcleo familiar formado por mí mismo, tenía ciertos planes e ilusiones para ir cumpliendo en el mediado y largo plazo, y aunque mi administración financiera nuca fue la mejor, siempre encontramos la forma de ir obteniendo los bienes que toda familia requiere.

Adicionalmente tenía un trabajo de los llamados fijos, donde estaba en una rutina diaria bajo un salario fijo y algunas prestaciones de empleados que pocas veces en mi vida he percibido. Tenía los planes de dejar mi vida estable en un país diferente al mío, pero con la convicción de que era lo mejor para mi familia.

De un momento a otro todo cambió, perdí a mi familia y me quedé sin el empleo, y por obvias razones lo primero fue lo que más impactó en mi vida. Desde ese momento entré en un tobogán emocional interminable. Logré siempre mantener el control y realizar muy pocas acciones sin sentido, pero internamente sentía que moría, y experimenté sensaciones que nunca antes, como la rabia, la ira y la decepción.

Tuve mucho miedo de lo que sería de mi vida, no sabía dónde iba a parar y mucho menos haciendo qué. En la parte laboral, tuve la idea de regresar al estilo de trabajo que llevo haciendo tanto tiempo, y empezaron nuevamente los viajes, pero con un nivel de exigencia al cual yo ya no estaba acostumbrado, con estilos de liderazgo que buscan la deserción y mantener sólo a los recursos que mejor se adaptan a este estilo de vida. Para mí, esto representó todo un reto.

En paralelo me acerqué con personas en las que sabía me podía refugiar y me alejé de la gente que me hacía mal, no intencionalmente, pero su sola presencia me causaba dolor. En ese proceso fui muy inconsistente con la gente, al grado de sentirme culpable por largas ausencias y algunas promesas incumplidas o muy postergadas.

Pero la bajada era permanente, nada me hacía mejorar, sólo era un ente que pasaba el día a día sin nada que ofrecer, y con una tristeza prolongada que podía contagiar a cualquiera. Experimenté la melancolía y añoranza, muchas veces me culpé de todo lo que estaba pasando, generándome aún más dolor.

Los temas sociales realmente nunca han sido de gran importancia para mí, sin embargo, este cambio era algo que tenía que compartir con la gente cercana, por lo que de a poco se lo fui contando a mis familiares y amigos, y aproveché un evento importante donde muchos estuvieron presentes para presentarme en mi nueva realidad: solo.

El momento en que toqué fondo fue en mi primer viaje laboral, todo se juntó, el malestar anímico y el reto, más de una vez estuve tentado a desertar y declararme incapaz de realizar lo que me estaban solicitando. Tuve noches interminables en que no podía dormir, tampoco trabajar y simplemente vegetaba. A partir de ese momento hice algo que me aconsejaron muchas veces y no hacía caso: hablé con Dios.

Esto último, me ayudó como nunca lo imaginé, y de una manera u otra sentía que sí me estaban ayudando, y que con pequeñas acciones y participaciones de la gente a mi alrededor me sentía un poco más apoyado.

En esta primera parte del proceso de recuperación me aislé casi por completo del mundo, me dediqué al trabajo y no más. Sólo con algunas personas que siempre estuvieron ahí mantuve el contacto y me siguieron apoyando.

Desde entonces he mantenido un crecimiento sostenido, me he recuperado como persona, he logrado dejar atrás lo que me lastima y sacarle lo mejor para realmente aprender la lección. He hecho autoanálisis de mi personalidad y carácter, obteniendo muy buenas conclusiones; he aprendido nuevamente a quererme y aceptarme como soy, sin importar a quien le parezca o deje de parecer.

También me preocupé por recuperar a las personas que alguna vez fueron importantes para mí y por alguna razón las había alejado o hasta sacado de mi vida. En ocasiones tuve que ofrecer disculpas, en otras recibirlas, y en muchas otras no fue necesario hablar, las acciones dicen mucho más que las palabras.

Me dediqué a reafirmar mis gustos en todos los sentidos, redefiniendo lo que son mis pasiones, mis gustos y disgustos, creo ya dejé atrás la etapa de aborrecer las cosas.

He conocido a mucha gente nueva, algunos con grandes posibilidades de llegar a formar parte de mis amigos y otros todo lo opuesto, pero sin duda de todos he aprendido algo.

Y finalmente hoy, seis meses después, estoy bien, sin euforias, sin éxtasis ni algún sentimiento desbocado, simplemente estoy bien. He recorrido tres países más de los que ya conocía, he superado cada vez mejor los retos laborales, me he ido ganando la confianza de la gente nueva con la que trabajo. En lo personal, he reafirmado la relación con mis padres y el resto de la familia, he retomado amistades de muchos años, sigo soltero, y posiblemente esta sea mi realidad por mucho tiempo, pero estoy conforme con eso, y si llega a cambiar, será porque así lo decida y nada más.

Sólo me resta agradecer a cada uno de los que, de una manera u otra, contribuyeron para que yo pudiera salir del hoyo. Inicialmente agradezco a Dios, con quién he entablado una relación muy peculiar, muy a mi estilo, pero con la que me siento completamente comprendido, gracias Dios. Gracias a mis padres, que se rifaron como pocos, y estuvieron ahí incluso aún sin saber por lo que estaba pasando, y cuando lo supieron no dudaron en brindarme amor, cariño y todo el soporte que sólo los padres pueden dar, gracias Pera y Enrique.

Gracias a los amigos que siempre están, y aunque muchas veces la comunicación llega a ser escasa, en ambas vías sabemos que ahí estamos: Beto, gracias puto, te quiero. Ana, gracias niña, sin ti no lo habría logrado. Omar, mi hermano querido, gracias por estar siempre que lo necesité. Sergio, que entendiste a la perfección por lo que estaba pasando y me diste tu incondicional amistad, gracias carnal. Silva, gracias güey por seguir siendo tan auténtico como siempre. Chucho, te quiero desgraciado, y te extraño a madres, pero sé que siempre estás ahí. Catalina, fuiste la primera en enterarte, y supiste cómo apoyarme con tu irrespetuoso estilo, gracias. A mis amigas Gina, Ale, Paola y Ana Ximena que aún cuando siempre están con muchas actividades, en su momento tuvieron el tiempo y las palabras precisas de ayuda.

Agradecimiento especial a Pablo y Ruth, mi familia en Guatemala, gracias por todo su apoyo, y por dejarme formar parte de sus vidas cuando se me iba la mía.

A los amigos que me volvieron abrir las puertas de su vida aún cuando llegamos a tener cierto distanciamiento: Ray, siempre serás mi mejor amigo, gracias por todo carnal. Sandy, gracias por tu sinceridad y confianza. Sonia, gracias por tu maldad reencontrada.

A aquellos que tuvieron una aparición puntual pero muy importante, ya sea ayudándome con palabras, acciones, o simplemente compartiendo su experiencia: Haydeé, gracias por esa visita a Guatemala, no tienes idea cuánto me ayudó. Armando, gracias porque fuiste de los primeros en apoyarme y preguntar cómo estoy. A toda la banda del Reims y especialmente al Club de Tobbi, que todos los días comparto pendejadas con ustedes y su respectiva mentada internacional, gracias.

A los Coaches Carlos, Tono, Alfonso, Diego y Adolfo, a todo el equipo de Tigres de Guatemala y en especial a la defensa, fueron el mejor apoyo y mi mejor terapia para hacer algo que amo, excelente año de trabajo para todos. Gracias a cada uno de ustedes.

Y a todos los que no menciono en este texto que de una u otra manera me apoyaron y contribuyeron a mi recuperación personal.

Por último, y no menos importante, Gracias Maricel por los últimos 4 años, por todas las lecciones que aprendí contigo y por la más grande de todas: reencontrarme conmigo mismo.


Por todo eso: ¡Gracias Totales!

martes, 4 de octubre de 2011

¡Gracias New Orleans!

Es domingo por la mañana, apenas arrancó el año y ya tenemos actividades por hacer, afortunadamente aún hablamos de diversión y pocas responsabilidades.

Salimos temprano, hay que evitar que nos toque tráfico, nadie quiere llegar tarde, nos juntamos los tres que haremos la escapada a Cuernavaca y emprendemos el camino. Desde que llegamos ya nos están consintiendo: un buen plato de carne tártara para disfrutar la jornada dominical de la NFL, y nosotros ya tomamos las previsiones correspondientes: un barril de Heineken y suficiente tequila, vodka y mezcladores para nunca quedar sedientos.

Comienzan los partidos de las 12:00 con los que se definirá una parte de los PlayOffs que comienzan el próximo fin de semana. Comenzamos a comer, a beber y amenizar el momento. Hace apenas tres días se terminó un año muy intenso donde hicimos y nos pasó de todo. Fueron incontables las ocasiones que nos desvelamos en compañía de música, alcohol y conversaciones que iban perdiendo el sentido conforme clareaba la mañana.

La situación nos fue uniendo cada vez un poco más, pues los amigos de cada uno comenzaban a cambiar de intereses, de actividades y consecuentemente de amistades; ninguno de nosotros tenía interés en hacerse de una pareja estable, era mucho más complicado de lo que estábamos dispuestos a soportar; gustos en común, experiencias que compartir, gente de quién hablar, aventuras por vivir, todo eso hizo que incluso cualquier día laboral nos sentáramos en la banqueta a disfrutar de unos tacos y una cerveza para aliviar el calor del medio día.

Planeamos el que posiblemente sería el mejor viaje que nuestros ojos hubieran podido ver. La combinación perfecta se daría en el corazón de Jalisco, en la tierra del tequila y la mejor birria del mundo. Durante cuatro días disfrutaríamos de la libertad del camino, un tren, una excursión con degustación incluía, comida y todo al mejor precio nunca antes visto. ¿Qué pasó? Un virus misterioso, que aún se duda de su existencia nos complicó la vida, se canceló el viaje, y se nos fue una de las mejores experiencias de nuestra vida que disfrutamos aún antes de iniciar.

Medio tiempo, los partidos están apretados, yo no sufro mucho, como siempre mi equipo está anticipadamente eliminado y sólo disfruto el juego de las defensivas que es lo más me gusta. La cerveza parece no tener fin, pues aunque sólo dos de nosotros estamos bebiendo cerveza, el calor nos ha hecho requerir varios vasos cada uno y aún sale sin problemas.

La carne tártara de lo mejor, creo que pediré la receta para después poderla hacer por mi cuenta, me parece que es algo que está dentro de mi nivel de experiencia en la cocina, y el resultado se ve que será bastante bueno.

El consuelo de aquella experiencia truncada fue una escapada a lo desconocido, nos dejamos llevar y nos secuestraron a un punto entre el aquí y el allá, donde no hacía frío ni calor, y donde se respiraba la libertad del campo encerrados en un jardín. Todos hablamos de más, todos hicimos de más, pero al final de una u otra manera hubo mucho que recordar de esos cuatro días. No fue el mejor viaje de nuestras vidas, pero siempre habrá una anécdota que comentar.

Nos hicimos clientes frecuentes de un lugar de sana diversión para niños grandes. Más de una vez comentamos la innecesaria cantidad que habíamos gastado en ese tipo de diversiones, pero aún así lo disfrutamos en repetidas ocasiones. Esto nos llevó a hacer amistades del medio, y hasta logramos trasladarlas a nuestro mundo. No fue nada extraordinario pero al menos hubo otra anécdota que contar.

Conocimos otras personas que, igual que nosotros, estaban en una etapa de mucha diversión y buscar poca obligación. Pero como era de esperarse, fueron amistades que no duraron más que cualquier otra fiesta.

Se terminaron los primeros juegos del día, y la cerveza que durante los primeros dos cuartos parecía inagotable escaseó rápidamente tras el medio tiempo. Tuvimos que aplicar el plan de contingencia para hacernos de víveres y fuimos rápidamente al supermercado. Un poco más de cerveza, hielos, más comida y una que otra bebida adicional fueron el inventario registrado, todo buscando terminar el día sin tener que volver a movernos.

Así como en esta ocasión, durante el año fueron incontables las veces que nos fuimos a Cuernavaca, que bebimos hasta el amanecer con Enrique Bunbury de fondo, que nos levantamos un poco tarde a disfrutar el sol, el agua, la comida y un poco más de alcohol. En muchas ocasiones se nos unieron otros amigos, pero la constante éramos siempre nosotros tres.

El juego por excelencia durante todo el año fue Guitar Hero. ¿Quién no quería sentirse rockstar en la fiesta? Algunos se nos unieron en el camino, pero pocos nos aguantaron el ritmo, tanto durante la noche, como al paso de las semanas.

Terminó la segunda tanda de partidos, ya están prácticamente definidos los PlayoOffs, los Potros están incontenibles, y no veo a nadie en la Conferencia Nacional que les pueda hacer frente, para mí que van a ser campeones otra vez. ¡Lástima! Hay tanta perfección en su juego que puede llegar a ser insoportable.

Lo bueno es que aún hay tequila, comida y un último partido por ver. ¿Qué más se le puede pedir a la vida? Mañana es lunes y ninguno de nosotros tiene que ir a trabajar, es más, sólo uno de nosotros tiene empleo fijo y no es mi caso…

…Desperté, es una mañana fresca en Lima, ya empieza a cambiar el clima después del invierno húmedo que caracteriza a la ciudad. He tenido un par de semanas realmente pesadas, donde incluso los fines de semana he tenido que trabajar o viajar por trabajo. El panorama anuncia que vienen otras cuantas semanas de trabajo intenso, pero al parecer cerraremos bien el año.

Mi esposa y mi gatita, son tan lindas que me alegran el día cada que regreso cansado del trabajo, siempre estoy agradecido de que hace casi dos años me hayan enviado nuevamente a trabajar a Guatemala porque eso me permitió estar hoy con ellas.

Ayer hablé con Chucho, sigue en Los Ángeles trabajando con gente rara que sale en televisión, se le ve contento y se nota que Anna lo tiene bien cuidado, ¿quién lo iba a pensar? Yo pensé que no encontraría a nadie dispuesto a soportar sus locuras, pero bueno, seguro vio en él algo más que la vida de vagabundo que se puede llegar a dar.

Ahora nos estamos preparando para el año que entra, ambos tenemos que estar en México para la boda de Beto, y un año pasa demasiado rápido. En su momento pensé que era muy pronto para hablar de boda, pero si ya lo decidió, por algo será.

Aún recuerdo dónde estábamos hace 21 meses y no puedo creer dónde estamos hoy; recuerdo la última vez que estuvimos conviviendo los tres y como nunca supimos que ese era el final de una etapa de nuestras vidas.

Hoy todo es diferente, y nunca olvidaré que al final los Potros perdieron el Super Bowl… ¡Gracias New Orleans!

lunes, 15 de agosto de 2011

Lo más importante de lo menos importante

Hace no mucho escuché a un amigo comentar "El fútbol es lo más importante de lo menos importante" refiriéndose al fútbol soccer, el deporte más jugado y conocido en todo el mundo, y aunque creo que la frase tiene un buen fundamento y podría estar en lo correcto, me parece que no deja de ser subjetiva, tanto que para mí hay muchas otras cosas intrascendentes que están por encima del fútbol. Pero para no entrar en detalles, discusiones o herir algunas susceptibilidades, digamos que tiene su parte de razón.

Ahora, en lo personal me parece que es el pretexto ideal y el mejor momento para escribir un tanto de una de las cosas más importantes -de lo menos importante-, mi deporte, el que más amo y espero todos los años: ¡el Football Americano!

Y no es sólo porque se resolvió el problema del cierre patronal de la NFL, sino también porque a la par está la temporada colegial de la NCAA, la cuál es sumamente espectacular; y no menos importante está la temporada de Liga Mayor de México, que dicho sea de paso, ha sufrido tantos cambios en los últimos años que no me deja de parecer un tanto ambiguo en los resultados de las diferentes ligas o conferencias.

Pero bueno, el tema es tan amplio y diverso que podría abordarlo de diferentes temas, pero para seguir un tanto la línea del blog escribiré sobre mi incursión en este deporte, algo que no es una historia que muchos conozcan, ya que al parecer la mayoría ubica mis inicios en el segundo equipo al que pertenecí...

Todo se remonta a 1991, año en el cual cumplí 9 años, recién regresaba de vivir un año en Guadalajara con mi familia y por decisiones familiares vivimos temporalmente muy al sur de la cuidad. En ese entonces mis hábitos eran un tanto sedentarios y en consecuencia subí considerablemente de peso. Mis padres preocupados trataron de mantenerme con algunas actividades físicas sin mucho éxito. De vez en cuando salía a la calle a jugar con los vecinos, pero al final de la tarde siempre terminaba en casa de uno en especial que tenía una pequeña mesa de billar, así que el resultado era siempre el mismo.

En una tarde de abril o tal vez mayo, mi papá me llevó a dar una vuelta en bicicleta a un centro deportivo cercano a la casa. Ahí sin querer nos encontramos junto al campo de entrenamiento de los Gavilanes de Xochimilco, en aquel entonces de rojo y gris como sus colores principales. Un par de señoras se acercaron a nosotros preguntándome si me interesaba jugar americano.

Para dar una idea de lo que yo sabía de Football Americano entonces, yo sólo había visto un juego de Nintendo donde aparecía una montaña de jugadores de ambos equipos y en lo más alto un jugador con el balón en las manos. En resumen, no entendía quién hacía qué.

Con esta imagen en mi mente lo primero que dije fue: "no", mi papá un tanto harto de mi apatía ante muchas iniciativas hizo como si no me escuchara y siguió pidiendo informes. Recuerdo que de la explicación de las señoras rescaté una única palabra: 'novato'. No tenía idea de lo que significaba, pero me parecía ofensiva y útil para insultar a cualquiera que quisiera pasarse de listo conmigo. Una vez mi papá estuvo satisfecho con la información regresamos a casa y la decisión estaba tomada, iba a jugar americano sí o sí.

Al día siguiente me llevaron a la hora pactada, me pesaron y revisaron las tablas por categoría, resultó que tenía apenas la mínima edad para jugar en liga infantil, pero tenía el peso para jugar con niños 2 y 3 años más grandes que yo. Este último dato fue el que definió mi asignación a la categoría Irons, de 11 y 12 años.

Después de eso, me mandaron al campo a integrarme al que sería mi equipo, ya todos estaban equipados y corrían jugadas desde hace algunas semanas, comparado conmigo tenían una enorme ventaja, pues yo ni siquiera tenía la técnica de una buena posición y no digamos de golpeo. Recuerdo perfectamente como siempre me engañaba nuestro QB al hacer el movimiento de engaño con el corredor para después buscar receptor.

No sé cuánto tiempo pasó, pero en unos días me tocó equiparme, por obvias razones me dieron utilería usada propiedad del equipo, yo entonces no lo sabía, pero el casco que me dieron era de eso que en el medio llaman 'amansa-locos', cascos de gajos amarillos que apenas tenían un mínimo de amortiguación a los golpes. Así tuve mi primer día de entrenamiento equipado a la par de mis compañeros.

De ahí en adelante recuerdo poco de los entrenamientos, sé que recibí cualquier cantidad de golpes, me plancharon varias veces y me sacaron el aire otras cuantas. Sinceramente era un sufrir cada entrenamiento, y no creo que mis compañeros hayan sido abusivos conmigo, simplemente se notaba la diferencia de edad.

Al paso de unas semanas argumenté un dolor de cabeza para no ir a entrenar y funcionó el primer día, también el segundo pero con algunas dudas y ya no el tercero. Mi papá habló fuerte conmigo, me dijo que tenía que terminar con todo lo que me comprometía y que no se valía dejarlo a medias; también me dijo que no tenía que mentir para no entrenar y que fuera sincero con lo que quería. Al final de cuentas fue mi decisión continuar con la temporada.

Ese año, contrario a la tradición del equipo, tuvimos una excelente temporada llegando invictos a semifinales, perdiendo con una equipo que a la postre se convertiría en mi alma mater: Cherokees de Culhuacan.

En lo individual no tengo mucho que presumir, fui el clásico jugador infantil de 5 jugadas que exige el reglamento y fuera, un ochero para otras ligas donde el mínimo por jugador son ocho. Aprendí un tanto del juego y le tomé un cariño especial, pero lo que puedo decir sin lamento es que terminé la temporada, sobreviví a cada entrenamiento, y sentí en lo más profundo esa última derrota y la eliminación de mi primera experiencia como jugador de Football Americano.

Por temas familiares nos mudamos a los pocos meses, ya no pude regresar a jugar al mismo equipo, de hecho estuve dos años sin volver a jugar, pero así fue el verdadero principio de todo.

Irons '91

P.D. No se preocupen si no me ven en la foto, estoy escondido detrás del no. 52, que si mal no recuerdo le decían el "crudo".

martes, 2 de agosto de 2011

y sin embargo... pasa!

¿Cuántas veces tuvimos que terminar por comernos ese platillo que no nos gustaba? ¿Cuántas veces tuvimos que tomar esa clase que tanto nos aburría? ó ¿Cuántas veces tuvimos que ir a hacer esa visita que pocas ganas teníamos de hacer?

Así es nuestra sociedad, una serie de compromisos, acuerdos, protocolos y demás reglas de convivencia que en estricta teoría debemos cumplir con tal de mantenernos en armonía con el entorno social.

Y... ¿cuántos de nosotros cuando fuimos adolescentes no nos declaramos en contra de las reglas y el protocolo social? y sostuvimos durante largo tiempo el hacer lo que nos viene en gana sin pedir permiso ni respetar ninguna regla escrita. Al menos yo, debo confesar, buscaba ser de esa manera.

Nunca cometí ningún delito, o al menos ninguno grave, tampoco me metí en vicios más allá de los socialmente aceptados, pero sí llevaba una serie de actitudes que iban en contra del general del comportamiento de la gente.

Mis opiniones fueron ácidas, extremas y con poco margen de tolerancia en cuanto a las acciones de la gente que me rodeaba, me fascinaba ser catalogado como anormal, fuera de lo común, ácido, insensible y demás adjetivos que denotarán que yo era diferente al resto.

Fue muy crítico y condené de manera irrefutable a más de una persona por la toma de sus decisiones y por seguir en un esquema de vida que iba de acuerdo con lo que yo visualizaba como común, y por ello era inaceptable.


El tiempo sigue su curso y continúo en el aprendizaje de lo que es esta vida, aún no lo descubro y sé que difícilmente lo haré, pero creo que he ido entendiendo algunas lecciones de vida que me han llevado a ser más abierto, tolerante y hasta alcahuete con la gente que me rodea.

Y la verdad es que entendí que en muchas ocasiones hay motores que nos llevan a tomar decisiones que no nos gustan o a adoptar comportamientos por un fin último que puede llegar a justificarlos.

También entendí que hay cosas más importantes que el estar de acuerdo o no con lo que hacen los demás, ya que uno no tiene autoridad alguna sobre ellos y no es más que un simple espectador de lo que sucede en sus vidas ya sea bueno o malo; que el decir "te lo dije" al final de una experiencia no hace más que acrecentar mi ego y no agrega ningún valor para entender la lección.

Además descubrí lo que es compartir tu vida con alguien, lo cuál te hace más rico, más diverso, más tolerante y mucho más cuidadoso con lo que dices y piensas, pues esa contraparte puede ser, tal vez, lo opuesto a lo que tú eres, y aún así estás dispuesto a cumplirle todos sus deseos.

En resumen, cuando inicié este Blog y pusé mi Bio afirmé que ahora me habían domesticado un tanto, y es verdad, no fue una sola persona, tampoco una experiencia específica. Creo que a esto es a lo que la gente suele llamarle madurar, y por ahí algunos dirían: "Lo maduro tiende a pudrirse" pues bien, creo ya inicié el proceso, y el mérito estará en retrasar su término lo más posible, y la felicidad estará precisamente en esa lucha diaria.

Esto no es una disculpa, tampoco un reconocimiento de los mucho errores que he cometido en mi vida, simplemente es la lección de los últimos diez años y el equivalente a mi examen final de la materia. Es tiempo de pasar de curso!

Como diría un grande... ¡Gracias Totales!

lunes, 20 de junio de 2011

Poniéndonos en contexto

Y bien aquí vamos nuevamente, sé que arranqué este proyecto hace unas semanas y prometí poner toda mi atención para por fin hacer de esto algo constante y hasta el día de hoy no he cumplido. Las razones han sido variadas, desde falta de tiempo, inspiración, fluidez, hasta no decidir de qué tema escribir en este que es prácticamente el primer post formal de mi nuevo blog.

La verdad tengo por ahí unos pocos posts ya empezados pero poco convincentes, y no es que sea un experto en la escritura, pero me parece que ya empiezo a evidenciar el óxido acumulado por la falta de práctica en este arte y lo mucho que tengo que trabajar para, por lo menos, dejar un trabajo comprensible a todo público donde mis ideas sean transmitidas de forma clara y concisa, algo que sinceramente, me cuesta trabajo hablando, no digamos escribiendo.

Después de darle vueltas a una búsqueda sin éxito de un tema apto para retomar la escritura, me pareció bueno tomar un respiro y compartir lo que ha sido mi vida en estos últimos años, en los cuales me he separado no sólo de escribir, sino también de algunas personas importantes en mi vida, y he encontrado otras que han sabido ganarse un lugar importante y que me han enseñado muchísimo.

No mencionaré nombres, tampoco detalles específicos y aburridos, pero por lo menos pondré el contexto de la persona que soy y de todo lo que ha ayudado a llegar donde estoy.

Ahora, ¿por dónde empezar? si mal no recuerdo, la última vez que escribí estaba recién terminando la carrera, tenía 23 ó 24 años, estaba iniciando un trabajo prometedor como externo en una de las copañías más grandes de mi país y estaba saliendo con una persona 3 años mayor que yo. Así que esta es la historia posterior:

Duré casi dos años en ese trabajo con un par de promociones muy provechosas en tiempos relativamente cortos, aprendí muchísimo de administración de proyectos y otras cuantas herramientas, formé parte de un excelente equipo que contaba con la misma cantidad de seguidores como detractores. En ese equipo hice amistad con personas que nunca imaginé, gente que ya conocía pero nunca existió el interés mutuo en ser amigos, llegamos a ser como una familia, convivíamos tanto tiempo que sabíamos todo uno del otro, y después de que todos los de mi edad estuvimos durante un tiempo con pareja, para finales de mi estancia por ahí todos terminamos estando solteros, algo curioso pero comprensible.

Durante esos mismo dos años seguí viviendo con mis papás, la verdad es que no tenía presión alguna por moverme, al empezar a ser independiente y no existir temas de discusión como mi rendimiento académico la relación con ellos se mejoró bastante. Incluso me di tiempo para volver a jugar Football Americano con un equipo de Master en modalidad Arena. Durante ese tiempo, disfruté de una excelente racha de conciertos en México, tuve la oportunidad de ver a bandas como U2, Muse, Rolling Stones, Radiohead, Metallica, el regreso de Soda Stereo, Héroes del Silencio y un par de Vive Latinos nada malos. En lo personal formalicé mi relación y estuve al rededor de 15 meses con la misma novia.

Para finales de 2007 el panorama ya no me pintaba tan agradable, mis ganas permanentes de moverme hacían que no estuviera del todo cómodo en mi trabajo, además, las largas jornadas hicieron que dejara de tener vida social, dejé de jugar americano, no veía a mis amigos fuera de los de la oficina y mi relación estaba en un bache, definitivamente ¡necesitaba un cambio!

El cambio vino para noviembre de ese mismo año, cuando me salió la oportunidad de ser consultor viajero, con lo cual dejé mi país para emprender una primera aventura de 7 meses en Guatemala, después 2 en Perú y 1 en Venezuela, no tuve casa, rutina ni nada que me durara más de medio año, a veces venía de visita a México o me quedaba algunas semanas entre un proyecto y otro, a mis 25 ó 26 años tenía el mejor trabajo del mundo, nada más importaba, no tenía nada que perder y nada más por hacer que vivir.

En el trabajo me fue muy bien, tuve excelentes resultados durante el primer año y la gente siguió confiando en mí. Con lo acumulado de ese tiempo y un poco más decidí irme a dar una vuelta al otro lado del charco. Conocí Europa y fue una de las mejores experiencias en mi vida, conviví con gente de muchas culturas y estuve en lugares históricos dignos de orgullo algunos, vergüenza algunos otros.


Me paseé en por todo Londres en los buses rojos y en el Underground; me paré en la tumba de Jim Morrison, Miguel Ángel Asturias y Chopin en París; como buen turista, intenté sostener la torre de Pisa; me maravillé con la Fuente de Trevi en Roma; admiré la enormidad del David en Florencia; subí a una tradicional góndola de Venecia; jugué en la nieve en Salzburgo y pasé por un campo de concentración en Mauthausen, Austria; Conocí una de las ciudades más hermosas del mundo: Praga; recorrí a pie una extensa área del centro de Berlín y golpeé el muro con mi puño; cené en Amsterdam y perdí el control al gastar una cantidad estúpida en una tienda de música holandesa; y por último almorcé en Brujas justo antes de que la aventura terminara. Como dato curioso, el vuelo de regreso a México fue el día que estaba cumpliendo 27 años y tuve un cumpleaños de 30 horas.

En paralelo a toda esta historia, cuando estuve en Guatemala (2008) conocí a una mujer excepcional, hermosa como sólo ella, tan fuerte e inteligente que más de una vez me dejó sin palabras, algo que pocas personas han logrado hasta estos días. Su carácter, madurez, belleza, y demás virtudes hicieron que sin darme cuenta me enamorara, lamentablemente no era buen momento para ninguno de los dos y nos alejamos sin siquiera tener una esperanza de volvernos a encontrar en el mediano plazo.

El mundo da muchas vueltas y la vida más, un año y medio después de que salí de Guatemala y nos despedimos en ese aeropuerto la suerte me sonrió y me mando de vuelta a ese hermoso país de Centroamérica. La volví a ver y todo fue mejor que la última vez, pero contradictoriamente me sentí con menos oportunidades y traté de convencerme de que era mejor buscar otras alternativas. El viaje fue corto y sólo obtuve éxitos laborales, los cuales me hicieron amarrar un año más de estancia en ese mismo país, pero yo no lograba convencerme.

Decidido y en un arranque de valor, de esos que te dan el tequila y el vino, decidí pelear por lo que quería, por lo que anhelaba y por lo que amaba. Los resultados: hoy tengo una familia formada por la mejor mujer que Dios pudo escoger para mí, una gata aun más coqueta que cualquier niña que sale de antro, y yo con todos los defectos y virtudes que me definen. Seguimos viajando, ahora en familia, pero ya pensamos en estabilizarnos, formalizar y hacer más grande la familia.

martes, 7 de junio de 2011

Soy, Estoy y Existo!

Como introducción me parece sano explicar brevemente el porqué del nombre de este Blog, así que trataré de explicar qué fue lo que tenía en la cabeza al bautizar esto que pretende ser mi herramienta de desahogo y comunicación con quien tenga el tiempo y la disposición de leerme.

Inicialmente recordé algo que me dijo alguno de esos filósofos de barrio que todos conocemos, donde me explicaba que en la filosofía una de las disyuntivas más complejas de entender y aplicar es la aplicación del verbo to be, sí ya sé que esto es inglés, pero es la manera más fácil que encuentro para tratar de explicarlo, pues en el español es muy fácil distinguir si somos o estamos, pero no así en el inglés y en otras lenguas, donde decir I am no hace una distinción clara de si somos o estamos, lo cual puede llevarnos a análisis filosóficos tan complicados a los cuáles no me pienso meter porque estoy seguro que en algún momento me rebasarían.

Pero bueno, con esta vaga explicación previa lo primero que busqué es evitar esta confusión y dejarlo claro yo no sólo soy, también estoy, y viceversa.

Ahora bien, la existencia viene basada en esa bien conocida afirmación de Descartes donde dijo: "pienso, luego existo". Me parece que es una afirmación sumamente filosófica y válida en diferentes contextos, pero yo lo quiero ver desde otro punto de vista conjugándolo con las palabras previas ser y estar quiero también existir, y lo mejor de todo es que no se limita a un simple deseo, en este mundo material yo estoy, yo soy y yo existo!

De acuerdo, muy filosófica la primera entrada de este Blog, veremos cómo nos va con las siguientes...

Frankie